Cuando baja la luz, sube el voltaje
Están en auge los lenguajes visuales y narrativos inspirados en lo alternativo, lo nocturno, lo queer, lo underground o lo no institucional. Tanto en campañas como en exploraciones culturales.
Esta semana, la creatividad no ha salido al sol: ha preferido moverse entre humo, flyers y los recuerdos borrosos de un sueño infantil. Desde Belgrado hasta Osaka pasando por las pasarelas, el pulso creativo está siendo más crudo, más sucio, más libre.
Velocidad y derrape como formas de arte

Nike y Free Practice llevan el drifting serbio a la categoría de arte en una campaña que fusiona coches tuneados, ilustración y cámaras de vigilancia. Infinite Drift no sólo huele a goma quemada, también captura la masculinidad rugosa, la identidad urbana y lo poético que puede ser tomar una curva a 160.
En lugar de explotar el tópico de la adrenalina o los clichés de la cultura del motor, la campaña convierte el caos en una especie de coreografía y la potencia con narrativa estética. Un trabajo que demuestra que las campañas deportivas más rompedoras han pasado de hablar de rendimiento a hablar de sensibilidad.
El techno japonés que rompió todas las reglas
Manga-Corps resucita el legado visual y sonoro del hard-techno japonés, una escena enloquecida que mezcló gabber europeo, Game Boys tuneadas y flyers al borde del delirio. ¿El resultado? Una arqueología cultural surrealista.
Cuando la estética rave se contagiaba de anime y velocidad, nació algo tan raro que ni el tiempo pudo domesticarlo. Este archivo visual es un recordatorio de que lo verdaderamente underground no busca likes ni lógica, sólo supervivencia creativa.
Moda para saltar la luna y dar un paseo
Con The Boy Who Jumped the Moon, KidSuper vuelve a hacer de las suyas: transformar la pasarela en un parque infantil, la infancia en un manifiesto estético y la moda en un territorio libre. La colección SS26 mezcla escuela, espacio, arte y fast food sin perder el norte.
Cuando todo se pone demasiado serio, llega Colm Dillane con su caos armónico y recuerda que jugar es también diseñar. Frente al exceso de análisis, KidSuper propone el exceso de imaginación. Y parece que funciona.
Lo que nace donde no te están mirando
Hay momentos en los que el sector se empeña en mirarse al espejo, y otros, como este, en los que prefiere desenfocarse. La estética de lo alternativo vuelve con fuerza, pero más como una declaración de independencia visual que como como un revival estético. Las historias se construyen con glitch, con suciedad, con ternura... No hay brief, hay urgencia. En medio del ruido de cases que se inventan resultados, emergen narrativas que buscan lo inestable, lo que no encaja, lo que está justo fuera del frame.
Y como no hay mejor forma de entender una escena que colarse en su backstage, esta semana te recomiendo una pieza que también se grabó con el obturador medio cerrado y los ojos bien abiertos.
Shakedown
Si esta semana va de lo subterráneo, lo nocturno y lo queer, Shakedown es un pase express al epicentro. Dirigido por Leilah Weinraub, este documental retrata con crudeza los años dorados de un club lésbico underground de striptease en Los Ángeles, gestionado por y para mujeres negras queer. Se trata de un archivo vivo de performance, deseo, comunidad y resistencia.
La cámara de Weinraub no filtra ni embellece; simplemente observa con respeto y deja que la cultura florezca ante nuestros ojos. Una estética DIY, nocturna y llamativa que conecta con el mismo pulso que atraviesa las campañas de Free Practice, los flyers de Manga-Corps o los sueños de KidSuper.
Es una cápsula del tiempo, sí, pero también una demostración sobre cómo lo underground inventa sus propias reglas y, a veces, su propio lenguaje. Una pieza tan disfrutable como necesaria si queremos entender qué se cuece realmente cuando el mainstream duerme.